Está claro y ya me daba cuenta,la animación japonesa está en declive,no tiene nada que ver lo que era antes y lo que es ahora en todo tipo de aspectos. A mi ya me cuesta decir cada vez más la ansiosa frase de :«Qué pasada,se sale este anime».La calidad de los dibujos,trazados,diálogos,personalidad de los personajes se está empobreciendo a pasos gigantescos.
Seguramente muchos de vosotros no pensaréis lo mismo,pero para mi ya es una realidad,lo malo de todo ésto es que de 100 animes,igual uno vale la pena ver.
Os dejo,después del salto,la mejor aclaración de esta afirmación vía japóntotal por Roberto Da silva
El anime, término cuyo origen más aceptado es la abreviación de la palabra anglosajona “animation”, ha tenido una enorme evolución, para bien o para mal, en su país de origen por diversas razones de diferente naturaleza. No se podría hablar de sus inicios contemporáneos sin mencionar a Osamu Tezuka, conocido como el “padre del manga”, y cómo marcó un hito televisivo con Astro Boy, de una gran visión vanguardista en lo referente a la interacción de humanos con robots. Aún hoy en día, a veinticuatro años de su muerte, es mundialmente conocido su legado por trascender más allá de simples trazos en papel.
Producir un anime en el pasado era una tarea titánica, se hacía todo a mano cuadro por cuadro y duraban años en crear escasos minutos que guardaran una cohesión mínima del enfoque de sus creadores. Aventurarse en una producción de este calibre sólo se realizaba si su homónimo en papel, el manga, lograba alcanzar ventas considerables y, aun así, nadie garantizaba su éxito. Numerosas obras y géneros vieron luz en esta época célebre de la animación nipona que escasamente se ponía en duda la calidad artística debido al esmero y dedicación que vislumbraba cada segundo animado.
En la actualidad esto ha cambiado abismalmente y, cabe decir, para peor. Se podría pensar en primera instancia que la responsabilidad recae en el abaratamiento de las producciones por el uso de la tecnología que, a su vez, da pie a series animadas más numerosas y de menor calidad. Pero, lejos de esto, la piedra angular de esta transformación no es más que la adaptación a los gustos de los japoneses. Si bien es cierto que se piensa, en un futuro casi lejano, en occidente, el público japonés es el objetivo principal para crear cualquier anime. Esto puede parecer banal, pero esconde gran parte de esa “desviación” de lo que se estaba haciendo años atrás con la proliferación de nuevos géneros más eróticos, violencia gráfica o elementos superfluos a la historia principal que acaban replicándose en casi todas las series actuales por sus tentadoras y jugosas ventas en Japón.
Los géneros en el anime están empezando a desdibujarse, se mezclan y ya nadie puede decir a ciencia cierta qué fue lo que le llamó la atención por primera vez en la historia. Las temáticas cambian, pero la interacción de los personajes siempre estereotipados es muy repetitiva y predecible. Exigir como público y, sobre todo, a nosotros mismos animes de provecho, divertidas y creativas podría ser el comienzo de un merecido cambio en este arte que ha inspirado a tantas generaciones en todas partes del mundo.
- Kiyoshi Japan - 